martes, 25 de diciembre de 2018

Una vez, hace mucho tiempo, me convencí de que las historias con finales felices no eran para mi.
Después, decidí que no podía pensar así, que sí tenía que haber algo bueno para mi, algo que me esperaba al final de la misma oscuridad que parecía yo había creado.

Porque mi vida no perece difícil, porque desde afuera es como si tuviera todo resuelto, porque no debería tener excusas. ¿No?

Pero hay días, donde me pregunto, si de verdad vale la pena esperar tanto y poner tanto de mi. Porque las cosas parecen, pero no son.
Nunca son.

No hay comentarios:

Publicar un comentario