sábado, 25 de julio de 2020

sábado, 4 de julio de 2020

No soy perfecta. Y siempre lo he sabido.
Y cada día me lo reafirmo más y más.
Es que... ¿hay alguien perfecto?
Creo que no.

He aprendido con cada tormenta algo nuevo,
he anudado cada canción en un telar diferente,
he sonreído con la lluvia encima y me he tragado las lágrimas.
Más de una vez, más de una vez.

No he sido sincera siempre,
tampoco lo he intentado.

Vomitar el llanto no me ha sido sano, pero tampoco malo.
No siempre puedo contenerme como quiero,
tampoco he podido ser lo que planeo ser.
A veces, me avergüenzo de mi misma y de no cumplir lo que esperan.

Pero nunca aprendí a ser lo que quieren de mi.
Y no sé si estoy en edad de hacerlo.

He aprendido a mentir tan bien, y a parecer lo que no soy.
Una máscara vacía y llena al mismo tiempo.

Soy un soplo de aire entre tanto mar. Vivo arriba y abajo.
Y lloro, lloro tanto que me duelen los ojos y respiro, respiro tanto que me duelen los pulmones.

Y quizás me muera sin saber quién o qué soy, qué quiero o dónde voy.
A veces creo que es más fácil ignorar lo que puja dentro de mi por salir.

¿Voy a mentir?
Sí.

domingo, 26 de mayo de 2019


Oye que ganas de volver a vomitar palabras.
Como si fueran mentiras, como si fueras polillas, como si fueran pinceles.

Como si pudiera pintar el futuro y ponerle las sombras que yo quiera.
No es tan fácil, no puedo inventar tanto.

¿Quién escondió el blanco? la luz viene de la mano.
la Luz, esa luz.

A veces me gusta engañar, engañarme a mi, engañarte a ti.
Qué fácil es.
Qué difícil es.

¿Dónde vas?
No me quiero quedar sola.

¿O sí?

martes, 25 de diciembre de 2018

Una vez, hace mucho tiempo, me convencí de que las historias con finales felices no eran para mi.
Después, decidí que no podía pensar así, que sí tenía que haber algo bueno para mi, algo que me esperaba al final de la misma oscuridad que parecía yo había creado.

Porque mi vida no perece difícil, porque desde afuera es como si tuviera todo resuelto, porque no debería tener excusas. ¿No?

Pero hay días, donde me pregunto, si de verdad vale la pena esperar tanto y poner tanto de mi. Porque las cosas parecen, pero no son.
Nunca son.

miércoles, 16 de mayo de 2018

Quién lo iba a pensar.
Yo.
Soñando otra vez.
Con el corazón en la garganta.
Pensando en finales.
Donde tengo derecho a ser feliz.

miércoles, 28 de marzo de 2018

Tengo ganas de escribir, de abrir mil blogs y hablar de todo y nada.

De sus ojos. De la luna que brilla tan lejos y hermosa. De las estrellas que iluminan el cielo. Del sol que me mira cada mañana. De como quisiera fluir.

Han pasado 2 años desde la última, desde la última dosis, desde que me declaré libre.
Aún tengo días donde despertar parece difícil, aún tengo personas que me dejan apoyarme en ellas, aún tengo puertas cerradas que no quiero abrir, aún tengo monstruos bajo la cama.

Aún me quiero ir volando pa' no volver más.


miércoles, 6 de diciembre de 2017

Un día creé este blog solo para poder vomitar todo lo que necesitaba decir, para poder sacar de mi sistema todo lo que necesitaba comentar.

Han pasado tantas cosas.
Tantas vidas.

Me he perdido y he ganado tantas cosas más.
Las dosis se acabaron, el sol volvió a salir.
La luna comenzó a velar cada noche más seguido mis sueños, y los fantasmas se fueron.

Ya no habían tinieblas. Podía ver la luz al otro lado del túnel.

Un día volví a reconstruir esas alas que tanto había maltratado y dañado, con un poco de cariño y corazón las volví a levantar, y de a poco, con torpeza y miedo, me volví a lanzar a volar.

Encontré almas que no pensé tendría el privilegio de conocer
Me castigué por todos los errores que cometí, y pesar de que seguí (y sigo) viviendo con la inseguridad de si mis pasos van en el camino correcto, sigo marcando el tiempo de cada uno.

Cada persona que conocí, cada persona que comencé a amar (de manera tan sincera, que duele). Amigos y lazos que no esperaba. Gente que puedo abrazar, otros que con palabras me pueden consolar (y que por ¿mala suerte? ¿mal escrito del destino? no puedo tener conmigo como me gustaría, y me debo conformar con palabras escritas y emoticones de colores). Una red que se tejió hebra por hebra, con tanto tacto y paciencia.

Un día me levanté y descubrí que lo que estaba haciendo para mi no me hacía feliz. Y tomé una decisión que siempre lleve bajo la piel, pero siempre tuve miedo de pronunciar.

Y hasta ahora, casi dos años después, estoy segura que fue lo mejor que pude hacer. Me liberé, sonreí, me llené las venas de una sensación poderosa, del saber que las cosas que hago ahora son por gusto, ya no siento tanta obligación, ya no tengo tanto miedo de seguir. Y quizás, si cierro los ojos, puedo imaginarme un futuro como nunca antes lo hice.

Ya no es tan difícil, ya no duele tanto.
Los días no se vuelven tan pesados, y las noches no parecen tan largas. Ahora las cosas parecen fluir como deberían, los ríos parecieran querer volver a sus causes.

Un día decidí que no podía seguir haciendo lo que estaba haciendo. Que no podía seguir alejándome de personas que solo me habían deseado cosas buenas en las vidas.

En ese momento volví a ser como era antes. Dejé la frialdad que había construido y me volví a abrir. Como un molusco, al viento y al mar.
Pedí perdón, rogué misericordia y lloré.

Y a pesar de no merecerlo, lo recuperé. Volví a encontrar esas sonrisas que había perdido, y volví a montarme en aquel buque que rompe las olas cada tarde.

Un día me convencí que nada puede ser tan terrible, y que hay que tener fortaleza para poder seguir aquí.

Y ese día también me cuestioné cuánto durará esto, porque sé que no estoy hecha de solo carne y huesos, y conozco lo que viaja por mis arterias.

Porque sé quién soy, y qué puede pasar.